domingo, 9 de junio de 2013

Música y Poesía


Los acordes de la guitarra anticipan su llegada, a media luz la voz de Geraldine Farhat se convierte en dulce melodía que inunda toda la sala. La tragedia, el amor, la locura y el desamparo son algunas de las emociones de las que se vale la obra para contar las historias a través de canciones populares.  
 
En una demostración de increíble talento, tanto de la protagonista como también de Nico Rodriguez en la guitarra y la puesta en escena y dirección general de Corina Harry, logran hacer del espectáculo un refugio de emociones.

Cartas en el aire, en un gran trabajo poético que se nutre del acompañamiento de la guitarra como vehículo para atravesar las diferentes situaciones tan humanas como cotidianas pero de una forma tan lírica como elocuente.

Cabe destacar el inconmensurable trabajo en escena de Geraldine Farhat, quien se desdobla en infinidad de personajes con una habilidad casi esquizofrénica y consigue conmover al público, tanto con sus brillantes interpretaciones, como también con la virtud de su voz, plena en matices que le aportan el ingrediente justo, erizando la piel del espectador en cada escena. Además de cantar en varios idiomas, cada personaje deviene en un cambio de vestuario (Nora Pavón) que implica una dificultad que no se percibe como tal, cuestión que más la engrandece.

La guitarra de Nico Rodriguez armoniza el espectáculo, aportando luz y sombras a cada interpretación, cada acorde parece querer decir algo, que en conjunto cierra la obra.  Vale aclarar que algunas de las canciones son de autoría de Geraldine y Nico.

 Corina Harry (directora) y Geraldine Farhat (actriz) se reencuentran luego de la gira por el exterior de “El caballero de la Armadura Oxidada”  (de Robert Fisher), para demostrar que la química sigue intacta.


Por Carina Polo 

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